Derecho a no morir
7.7.09 – Artemisa Noticias
Sandra Chaher
Mientras las mujeres se siguen muriendo por causas evitables, el país patrocinó una resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en la que por primera vez se relacionan las muertes con la vulneración de sus derechos humanos. ¿Se traducirá este apoyo en políticas de Estado que protejan los derechos de las mujeres?
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó el 16 de junio una resolución sobre mortalidad materna en la que por primera vez ese organismo habla de la vulneración a los derechos humanos de las mujeres. El documento fue patrocinado por la Argentina, lo cual implicaría la decisión de tomar el tema como política de Estado, en el marco de la imposibilidad del país de cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
“Es muy importante que haya sido aprobada esta resolución, y que Argentina la haya patrocinado, porque quiere decir que el tema es parte de nuestra política pública. Sabemos que los organismos internacionales siempre legislan hacia delante, y que entre lo deseado y lo alcanzado hay un trecho, pero una resolución como esta inevitablemente debería empujar el tema hacia dentro del país”, señala Fabiana Loguzzo, directora de la Mujer del Ministerio de Relaciones Exteriores, una de las áreas que fueron consultadas por la representación argentina en Ginebra a la hora de apoyar la resolución.
“El Consejo de Derechos Humanos tiene una conformación difícil para los temas de mujeres debido a la presencia de los países musulmanes –explica Loguzzo-. Esta resolución no salió de la nada. Hay detrás mucho trabajo de los gobiernos y de las organizaciones de mujeres. Desde la reunión anterior del Consejo se venía trabajando en este tema. Ya en ese momento Nueva Zelanda había propuesto una intervención. Y lo más probable es que en las próximas reuniones en que se toquen temas de género se siga profundizando, hilando cada vez más fino.”
En la reunión del 16 de junio, fue nuevamente la representación de Nueva Zelanda la que insistió con el tema, presentando esta vez un proyecto de resolución que fue apoyado por Argentina desde el inicio. En él se señala que frente a la muerte diaria de 1500 mujeres y niñas como resultado de complicaciones ocurridas durante el embarazo, el parto y el puerperio, y reconociendo que la mayoría de estas muertes son prevenibles, y que representan un desafío a la salud, al desarrollo y a los derechos humanos, se exhorta a los estados a asumir políticas públicas que la prevengan y que cumplan con los acuerdos internacionales, entre ellos los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Estos objetivos fueron establecidos en la Declaración del Milenio, aprobada por 189 países en el año 2000. Se trata de 8 ambiciosos objetivos de los cuales todos los países deberán dar cuenta en el 2015. El quinto se refiere a la salud materna y, en cuanto a mortalidad, propone reducirla en tres cuartas partes de acuerdo al índice que cada país tenía al momento de la firma.
Para Argentina, alcanzar los ODM implicaría tener una tasa de mortalidad materna de 13 aproximadamente, cuando la última medición, dada a conocer en el 2008, dio 44 (muertes cada cien mil nacimientos). Todo indica que será muy difícil cumplir la meta.
“Lo primero que vamos a reclamarle al Estado a partir de esta resolución de la ONU es que se atiendan los abortos no punibles en los hospitales de todo el país, ya que el aborto es la primera causa de mortalidad materna” señala la médica epidemióloga Mabel Bianco, directora de la Fundación Estudios e Investigación de la Mujer (FEIM). “También reclamaremos que el Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva tenga recursos, que haya educación sexual, y que mejore la atención de la emergencia obstétrica, que es el indicador que se disparó en la última medición. Pero lo fundamental son los abortos.”
Hasta el 2007, las muertes por complicaciones de abortos fueron la primera causa de muerte materna. Sin embargo, la última medición del Ministerio de Salud, del 2008, indica que la mortalidad materna bajó de 48 a 44 muertes cada cien mil nacimientos y que el aborto pasó a ser la segunda causa de mortalidad materna (con el 24,2% de los casos) detrás de las causas obstétricas indirectas (26%).
Pero habría que esperar al menos tres mediciones consecutivas para hablar de una tendencia en los índices. “El descenso en un año no marca tendencia. No podemos alegrarnos. Más bien diría que estemos atentas a las próximas mediciones”, señala la médica Mariana Romero, investigadora del Centro de Estudios del Estado y la Sociedad, que saluda la resolución de la ONU como un reconocimiento a la tarea que desde hace años se hace desde el movimiento de mujeres para instalar la problemática de la mortalidad materna como un derecho humano además de un tema de salud pública. “La mortalidad materna es prevenible y evitable. Tener mujeres que se mueren por esta causa es un acto discriminatorio.”
Ana Ferrarotti, a cargo del Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, señala que los índices de mortalidad materna no tienen relación con otros indicadores del país como la tasa de escolaridad o de pobreza. “Tendríamos que tener una MM con tasas mucho más bajas.” ¿Qué falla entonces? Según un estudio en marcha, citado por Ferrarotti, las maternidades más grandes tienen índices mucho más bajos, lo que estaría indicando que las muertes se producirían en las más pequeñas por falta de entrenamiento del personal y de insumos.
En este panorama se inscribe el aumento de las causas obstétricas indirectas como causal de MM, que pasaron de 19% en el 2006 a 26% en el 2007 y que, según Ferrarotti, estarían hablando de problemas de tecnología y de entrenamiento a la hora de atender a mujeres embarazadas o puérperas.
El rumor sobre el bajísimo presupuesto del que dispondría la Dirección de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de la Nación no mejora las cosas, y hace dudar de que el apoyo dado por el gobierno argentino a la resolución de la ONU en Ginebra se transforme efectivamente en política de estado.
miércoles, 15 de julio de 2009
viernes, 10 de julio de 2009
Carta de una Mujer Golpeada
Carta de una mujer golpeada
A tí mi esposo
Esta carta te la escribo mi querido esposo, con las últimas fuerzas que me quedan después de tener una pequeña riña contigo... Recuerdo cuando nos conocimos lo caballero que eras; limpio, elegante, atento educado... un hombre como pocos, según mis ojos ciegos. Y a pesar de tu mala actitud no me daba cuenta de nada y me fui enamorando como una loca de ti. Dependía de tus caprichos... Ya sabes... Educada a la antigua con moral y con prejuicios, tú para conjugar todo me regalaste ilusiones, miles de estrellas y buenos deseos sin duda me convenciste que eras con quien deseaba pasar el resto de mi vida.
Una tarde toda ilusionada enamorada y vestida de blanco recorrí el Sendero para llegar a ti, con la esperanza que nuestro mundo seria siempre de color de rosa... Y llego el tan ansiado “Hasta que la muerte nos separe” . Todos aplaudieron. Tus ojos brillaron... ilusa si, sellaste el pacto con besos de sangre invisible... Fiesta y solo 2 semanas de vida armoniosa... Porque una mañana ''la primera'' te enojaste pues tu camisa preferida no estaba planchada. Ahí comenzó todo. Me golpeaste y saliste apresurado, pensé: ''tengo la culpa por no tener su ropa limpia'' y te perdoné; como si nada hubiera pasado... y a ti por la noche me entregue aún con el cuerpo adolorido.
Este mal trato fue más continuo con la llegada de los niños, pues te incomodaban sus gritos, sí, ni dudarlo corazón. Eras precavido... me golpeabas diciéndome que “Era la forma de demostrarme tu cariño” y yo lo creía... necesitaba hacerlo. Porque te amaba y no podía dejarte. La maldita excusa de siempre ¿ Qué diran de mi? O los niños están pequeños, necesitan a su papá... y siempre te justificaba por no aceptar que era mi cobardía a enfrentarme, a la vida en soledad. Por lo que en verdad no te abandonaba, además el juramento y la alianza de que nos separe la muerte ¿ como romperlo ? Si esta vida la había elegido YO y nadie me forzó.
A veces tus golpes ya no me dolían... Fuiste cruel y yo cobarde. Hicimos de esto una rutina: me pegabas como para reafirmar tu jerarquía. Tú eres el que manda yo soy tu mujer y te tengo que obedecer Nada. Ni nadie nos podía separar creo que en lugar de casarnos, no noté que para ti fue comprarme para tener sirvienta y prostituta gratis, no una mujer para amar y con quien compartir...
Esta noche me golpeaste como nunca. En el vientre, la cara... por todo el cuerpo y casi me desvanecí... te asustaste y saliste despavorido. Yo tomé fuerzas de nada y salí a denunciarte (que tarde) pues en mitad de la calle está mi cuerpo inconsciente y mientras me llevan al hospital voy pensando que es verdad... sólo la muerte nos va a separar, una promesa que cumpliremos; una muerte que loca y ansiosa en tus manos fui a encontrar y todo por amarte y ser cobarde, no tolerar el ¿ que dirán? Si eso es... ahora llego al nosocomio y veo a mis hijos que lloran... les han anunciado mi fallecimiento. No los puedo consolar, y me pregunto ¿ por qué no te deje el primer dia que me golpeaste? Ellos hubieran sido felices y no tan temerosos de ti y de mí. Ya se va y acaba el sufrimiento ahora lloras he imploras mi perdón, llevando a mi tumba flores como cuando éramos novios ¿ para que ? Esas no las quería ni en vida. Solo anhelaba tus caricias y tu aceptación, y solo obtuve tus golpes y mi propia humillación
Te dejo amor mío, por fin la muerte nos separa (cumplí a cabalidad la promesa) eres libre. Solo te pido que ya no golpees a nadie; mi cuerpo y mi alma no sienten dolor...
Atentamente
Tú mujer a la que mataste y que por cobarde no supo salvarse
A tí mi esposo
Esta carta te la escribo mi querido esposo, con las últimas fuerzas que me quedan después de tener una pequeña riña contigo... Recuerdo cuando nos conocimos lo caballero que eras; limpio, elegante, atento educado... un hombre como pocos, según mis ojos ciegos. Y a pesar de tu mala actitud no me daba cuenta de nada y me fui enamorando como una loca de ti. Dependía de tus caprichos... Ya sabes... Educada a la antigua con moral y con prejuicios, tú para conjugar todo me regalaste ilusiones, miles de estrellas y buenos deseos sin duda me convenciste que eras con quien deseaba pasar el resto de mi vida.
Una tarde toda ilusionada enamorada y vestida de blanco recorrí el Sendero para llegar a ti, con la esperanza que nuestro mundo seria siempre de color de rosa... Y llego el tan ansiado “Hasta que la muerte nos separe” . Todos aplaudieron. Tus ojos brillaron... ilusa si, sellaste el pacto con besos de sangre invisible... Fiesta y solo 2 semanas de vida armoniosa... Porque una mañana ''la primera'' te enojaste pues tu camisa preferida no estaba planchada. Ahí comenzó todo. Me golpeaste y saliste apresurado, pensé: ''tengo la culpa por no tener su ropa limpia'' y te perdoné; como si nada hubiera pasado... y a ti por la noche me entregue aún con el cuerpo adolorido.
Este mal trato fue más continuo con la llegada de los niños, pues te incomodaban sus gritos, sí, ni dudarlo corazón. Eras precavido... me golpeabas diciéndome que “Era la forma de demostrarme tu cariño” y yo lo creía... necesitaba hacerlo. Porque te amaba y no podía dejarte. La maldita excusa de siempre ¿ Qué diran de mi? O los niños están pequeños, necesitan a su papá... y siempre te justificaba por no aceptar que era mi cobardía a enfrentarme, a la vida en soledad. Por lo que en verdad no te abandonaba, además el juramento y la alianza de que nos separe la muerte ¿ como romperlo ? Si esta vida la había elegido YO y nadie me forzó.
A veces tus golpes ya no me dolían... Fuiste cruel y yo cobarde. Hicimos de esto una rutina: me pegabas como para reafirmar tu jerarquía. Tú eres el que manda yo soy tu mujer y te tengo que obedecer Nada. Ni nadie nos podía separar creo que en lugar de casarnos, no noté que para ti fue comprarme para tener sirvienta y prostituta gratis, no una mujer para amar y con quien compartir...
Esta noche me golpeaste como nunca. En el vientre, la cara... por todo el cuerpo y casi me desvanecí... te asustaste y saliste despavorido. Yo tomé fuerzas de nada y salí a denunciarte (que tarde) pues en mitad de la calle está mi cuerpo inconsciente y mientras me llevan al hospital voy pensando que es verdad... sólo la muerte nos va a separar, una promesa que cumpliremos; una muerte que loca y ansiosa en tus manos fui a encontrar y todo por amarte y ser cobarde, no tolerar el ¿ que dirán? Si eso es... ahora llego al nosocomio y veo a mis hijos que lloran... les han anunciado mi fallecimiento. No los puedo consolar, y me pregunto ¿ por qué no te deje el primer dia que me golpeaste? Ellos hubieran sido felices y no tan temerosos de ti y de mí. Ya se va y acaba el sufrimiento ahora lloras he imploras mi perdón, llevando a mi tumba flores como cuando éramos novios ¿ para que ? Esas no las quería ni en vida. Solo anhelaba tus caricias y tu aceptación, y solo obtuve tus golpes y mi propia humillación
Te dejo amor mío, por fin la muerte nos separa (cumplí a cabalidad la promesa) eres libre. Solo te pido que ya no golpees a nadie; mi cuerpo y mi alma no sienten dolor...
Atentamente
Tú mujer a la que mataste y que por cobarde no supo salvarse
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