martes, 26 de mayo de 2009

El Maltrato A Los Ancianos: ¡qué Vergüenza!


En los años 60 se reconocía el abandono y abuso infantil y en los años 70 el fenómeno del maltrato conyugal salió a la luz pública. De forma más tímida, a lo largo de estos 20 últimos años se comenzó a tratar el tema de “Los malos tratos y el abandono en los ancianos”, reconociéndose que ellos también constituyen una población de alto riesgo para recibir este tipo de abusos.
Hoy en día estos casos se consideran un grave problema social, con raíces culturales y psicológicas. No importa el nivel económico ni educativo de quien lo ejerce o lo padece.
Desde que se comenzó a investigar sobre esta clase de abusos han ido cambiando algunos conceptos:
• No todos los agresores son personas con problemas patológicos, pueden ser personas con el resto de sus conductas no muy desviadas de la norma.
• En contra a lo anterior, si existen algunas investigaciones que indican que los agresores de ancianos pueden presentar psicopatologías más graves que los agresores de otros colectivos. (Finkelkor y Pillemer 1987 ; Wolf 1986)
• Se rechaza ya la creencia de culpar solo a la persona mayor de su situación de maltrato y/o abandono
Por lo que se están concentrando las acciones en hacer al agresor responsable de sus propias acciones aunque, por el momento, no existan muchos programas dirigidos para aquellos sujetos que hayan maltratado ancianos ni tampoco se hayan desarrollado teorías terapéuticas al respecto.
4. Hasta ahora para la mayoría de las personas era muy difícil comprender que estos hechos podían darse en la propia familia. Lo asociaban solo a instituciones residenciales.
En los últimos años se ha percibido un aumento de los casos de violencia física y psicológica hacia los más débiles, entre ellos la población de más de 65 años, sector muy importante en la sociedad actual y que se verá incrementado en los próximos años.
Este clima de inseguridad afecta a nuestra calidad de vida y vulnera los derechos fundamentales de las personas, por lo que la sociedad debe poner los medios necesarios al objeto de poder evitar estos abusos.
Los gobiernos deberán reforzar los sistemas oficiales y no oficiales de apoyo y seguridad y eliminar la discriminación y la violencia contra las personas mayores.
Los pueblos de la antigüedad, tuvieron actitudes de abandono de ancianos en épocas de sequías o guerras; pero en la mayoría de los casos eran venerados como sujetos mágicos. Es posible que ello ocurriera por ser pocos los individuos que llegaban a una edad avanzada. En esos casos la matanza de los ancianos, correspondía más a un rito religioso que a un propósito destructivo.
En la antigua Grecia, dicen los historiadores, que cuando se tenía la suerte de llegar a una edad avanzada, se celebraba al anciano una fiesta, y se lo despeñaba, ya que el resto de la vida sería una “enfermedad crónica e incurable”, según Hipocrates.
En Roma se le dio características institucionales al respecto por la vejez. El ”pater” era respetado en sus facultades de potestad cualquiera fuese su edad. Como culminación política surgió el Senado, que era el Consenso de Ancianos, cuya influencia en el desarrollo del imperio fue transcendente. Lo mismo podemos decir de lo que los textos bíblicos relatan sobre la vejez en el pueblo Judío. La palabra “Zaken”, en hebreo significa vejez, pero también sabio o decano.
Ya en la Edad Media existían instituciones destinadas a cuidar ancianos y desvalidos. Pero en todas las épocas, no relatando aquí en aras de la brevedad los ejemplos puntuales, la sociedad patriarcal tenía una dicotomía:
- Por un lado el trato a los ancianos con dominio económico y social, traducido en respeto, veneración y aún subordinación. A tal punto, que los jóvenes ansiaban llegar a esa edad para asumir dignidad; más aun trataban físicamente de parecer mayores, porque el hombre adulto era una garantía de respetabilidad.
- Por otra parte, no nos olvidemos que existía una gran masa de ancianos maltratados en épocas difíciles, por su poca posibilidad de producción y su gran necesidad de cuidados, imposibles de satisfacer en épocas de crisis.
En los últimos 50 años cambió la óptica sobre lo valioso o desvalioso de la edad. Se endiosó lo joven, lo bello, lo eficaz en términos productivos modernos. Por lo tanto, surgió una forma de maltrato psicológico (desvalorización) por el sólo transcurso de los años. A ello se sumó que se mantenía en el mundo esa masa de ancianos desvalidos, no patriarcas sino “peso familiar”.
En nuestro país con la Constitución de 1949, se aprobaron una serie de normas que contemplaban “Los Derechos de la Ancianidad”. Modificada la Constitución en 1957, lo único que se consagró fue el derecho a la Seguridad Social, con jubilaciones y pensiones móviles.
Derechos de la ancianidad:
1. Derecho a la Asistencia: Todo anciano tiene derecho a su protección integral, por cuenta y cargo de su familia. En caso de desamparo, corresponde al Estado proveer dicha protección, ya sea en forma directa, o por medio de Institutos y Fundaciones creadas o que se crearen con ese fin, sin perjuicio de la subrogación del Estado o dichos institutos, para demandar a los familiares remisos y solventes los aportes correspondientes.
2. Derecho a la vivienda: El derecho a un albergue higiénico, con un mínimo de comodidades hogareñas es inherente a la condición humana.
3. Derecho a la alimentación: La alimentación sana, y adecuada a la edad y estado físico de cada uno, debe ser contemplada en forma particular.
4. Derecho al vestido: El vestido decoroso y apropiado al clima, complementa el derecho anterior.
5. Derecho al cuidado de la salud física: El cuidado de la salud física de los ancianos ha de ser preocupación especialísima y permanente.
6. Derecho al cuidado de la salud moral: Debe asegurarse el libre ejercicio de las expansiones espirituales, concordes con la moral y el culto.
7. Derecho al esparcimiento: Ha de reconocerse a la ancianidad el derecho de gozar mesuradamente, de un mínimo de entretenimientos para que pueda sobrellevar con satisfacción sus horas de espera.
8. Derecho al trabajo: Cuando el estado y condiciones lo permitan, la ocupación por medio de la laborterapia productiva ha de ser facilitada, evitándose así la disminución de la personalidad.
9. Derecho a la tranquilidad: Gozar de tranquilidad, libre de angustias y preocupaciones en los años últimos de existencia, es patrimonio del anciano.
10. Derecho al respeto: La ancianidad tiene derecho al respeto y la consideración de sus semejantes
Los derechos, concomiantes con deberes personales y sociales que todos tenemos, no son distintos en una u otra época de la vida. El énfasis en la protección de los DERECHOS HUMANOS en las personas mayores persigue la superación de las situaciones de desventaja existentes, más no generar sistemas que perpetúen las discriminaciones y las situaciones de inferioridad.
Vivimos en un mundo donde impera la VIOLENCIA, producto de una crisis integral, política, social y económica que castiga duramente a amplios sectores sociales. Dentro de este contexto, son excluidos del sistema social, un gran número de seres humanos pertenecientes a los sectores más vulnerables de la población: niños, jóvenes, discapacitados, mujeres y ancianos. Estos grupos son los que más sufren VIOLENCIA SOCIAL en sus múltiples facetas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

TODAVIA NOSE PORQUE LA MISMA SOCIEDAD MALTRATA A LOS ANCIANOS,YO TENGO UNO EN CASA Y SE QUE SE PONEN INTOLERANTES, CAPRICHOSOS, ETC... PERO NO POR ESO VOY A TRATARLOS MAL.
NOSOTROS TMABIEN VAMOS A PASAR POR ESTO Y NO NOS VA A GUSTAR QUE NOS MALTRATEN.
CHICAS, ES IMPORTANTE DESTACAR QUE LOS ANCIANOS TAMBIEN SUFREN VIOLENCIA, FELICITACIONES.
MARISA